N0 hay mucho que decir de mi,
naci en Bogotá, tengo 26 años, me llamo José Luis Rodríguez y me dicen el Puma,
vivo o mas bien vivía, arriba en el barrio aguas claras, digo Viví porque le echaron
candado a mi pieza, ya eran dos meses, que debía, y bueno, al menos ya no tengo
que evitar llegar temprano a mi casa, solo quien ha escondido por mucho tiempo
algo, puede hacerse una imagen de cómo me siento, evitar hacer cualquier ruido,
sentirse ladrón evitar ir al baño, tampoco era mucho lo que tenia, todo lo que
poseo se reduce a una maleta, con un par de tenis, dos pantalones, un saco de
los chicago Bulls, y un tarro de Gel, por lo demás, la cama era prestada y la
cobija no cubría nada el frio, que baja en la madrugada, para decirle a uno,
está solo, usted siempre esta solo
La Pieza era más una choza, yo tenía
que meter por los espacios de la madera pedazos de periódicos de los de Carrefour,
tenía un afiche del nacional y un calendario de hace como cinco años, nunca
tuve nada, entonces no me apena perder nada, bueno si hay algo que me tiene rabón
el tarro de gel estaba nuevo.
Doña Otilia es una anciana que
tiene cinco hijos, los manes ya no viven en el barrio les dicen los burros y
son cosa seria, ella hace el de sahumerio, todos los domingos, la casa se llena
de humo con olor a eucalipto y café, uno no puede hacer uso del baño, porque
siempre está tapado, y la mierda flota, el agua tampoco sube, entonces uno se
baña a totumadas, en el tanque, lo que si tenía propio la viejita, es que le da
a uno tinto, rico con agua panela, y me dice, no se baya sin tomar tragos, no
camine descalzo, no entre a una pieza que lleve mucho tiempo cerrada, sin
dejarla ventearse, cuídese del sereno, no se deje los pies mojados, y muchas
cosas que la verdad lo hacen a uno sentirse como tranquilo, como importante
para alguien, pero se canso y creo que aguanto más que mi Propia madre, así que
todo bien, sin resentimientos.
Trabajo vendiendo hojas de
eucalipto y flores, repartiendo publicidad de Carrefour, trabajo en lo que
salga, en lo que caiga, no importa, me le mido a todo, yo he robado, jaloneado,
he sido taquillero en la hoya que había en el puente, haya uno ve las Lucas
allí, conseguí mi saco de los Chicagos Bulls, un Man lo dejo, por una papeleta,
es que el vicio es cosa seria, menos mal yo lo he dejado, por temporadas,
porque también me he dado garra, lo que pasa, es que a veces uno dice voy a
parrar, y es como si cogiera impulso, y me voy con toda, otras veces uno si
para enserio, a mi me paso algo muy triste, algo que no me deja estar
tranquilo, algo que sembró una tristeza infinita en mi alma, por eso no hecho más
pegante.
Sucedió que una noche del año
pasado, durante la época del invierno, yo estaba viviendo con una nena,
Marisol, se llamaba, ella era propia conmigo, me decía, no Marica, no se de tan
duro, bajele al basuko vea como esta de flaco y cochino, y esos dientes todos
pichos, ella se preocupaba por mi, trabajaba en un restaurante de abastos y me
llegaba siempre con algo de comer, servido con amor, sin envidias, legal, a veces
galeabamos juntos, y veíamos cosas hermosas, la luna llena era mágica, parecía
una oblea gigante llena de queso, la
noche era cálida, hermosa, misteriosa, no había videos feos, eran fantasías con
ese color, cálido de recuerdo como el de las películas de Cantinflas, pero entonces la chamita de la Mujer se ponía
a llorar, y nos aterrizaba, Marisol, temía que le quitaran otro hijito,
entonces terminábamos todos paniqueados, rezando juntos que si se nos pasaba
rápido íbamos a dejar de meter vicio.
Lo paila y es que en mi vida
siempre pasa algo paila, paila las
mañanas, paila los recuerdos, paila mi mama, paila, paila, por eso me asustan los momentos felices,
porque después la vida se da garra conmigo y me da duro, duro, duro, como
diciéndome vea pirobo, eso le pasa, por eso no me amaño, no creo, no espero,
pero con Marisol era diferente, de verdad era diferente, con decir que ella
saco un préstamo y me mando a arreglar toda la dentadura, me veía una chimba,
pero esa noche de lluvias, esa noche que no se olvida el barrio ramaajal,
Dios se dio garra, no era suficiente ser
pobres, no era suficiente aguantar hambre, no era suficiente no tener, no ser, llovió
y llovió, y las putas tejas no aguantaron, y comenzó a llover por dentro,
nosotros estábamos muy asustados, ella cargaba a su niñita hermosa, y yo
comencé a galear, pa jodernos más la niña tosa y tosa, y la mujer llore que
llore, a la niña le dio fiebre, yo le dije pere, que ya va a parar, y las tape
con un plástico, pero seguía lloviendo una gorronea, como si el cielo fueran
gotas de ángeles suicidas, yo me fui en el video, y escuchaba las gotas como si
yo fuera un grano de maíz pira, en una hoya gigante, y entonces estallaba, pero
era una chimba de paloma, entonces yo cogía a la niña y a su mama y me las
llevaba para un lugar donde no llovía, y hacia calor.
De repente se vino la casa de
arriba, la tierra de arriba, el barro, de estos barrios de mierda, barrios de
nosotros los pobres, donde siempre están lejos, siempre están llenos los
colectivos, se vino encima, la tienda de doña Flor, y los roscones que no
podíamos comprar, se vino encima el televisor plasma de la cucha de la
droguería, se vino encima los postes de luz, sin luz, se vino encima las ropas
tendidas en cuerdas al viento, se vino encima los mercados de familias en
acción, se vino encima los recibos sin pagar, se vino encima una imagen del
niño Dios, y allí quedo, Marisol y su Hijita, dos flores de esperanza,
enterradas entre la mierda de vida que nos toco a nosotros.
Eso salió por el periódico, pero
a nadie le importo, lo único que decían era que eso pasa por vivir en lotes
ilegales, Yo seguí mi vida, solo, triste, ni los dientes me quedaron, porque
hace quince días, los hijueputas tombos me vieron vendiendo pitazos de bazuco y
como alcance a botar la papeleta y la pipa, y los deje sanos, los manes me
cascaron, me dieron con lo que su sucia humanidad les permite, me dieron, me
reventaron, me rompieron los dientes, y yo lloraba, lloraba, ellos reían, yo
lloraba esta vida, lloraba por la chamita, lloraba por la mujer, lloraba porque
la puta casa no cayó encima mío..